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Experimentando la vida

De las cosas más divertidas que puede hacer una criatura, tenga la edad que tenga, es experimentar. Experimentando con los elementos más simples del día a día van conociendo el funcionamiento del mundo.  

Podemos empezar ofreciendo elementos sólidos y manipulables de forma fácil, la arena es ideal. Pero si lo preferís pueden ser comestibles ya que seguro que acaban en la boca, como por ejemplo cereales: pasta, harina, copos de avena, quinoa… Es un gustazo poder sentir la textura de los materiales (alimentos en este caso) en las manos, pies o diferentes partes del cuerpo. Notar la textura, la forma, la temperatura… todo esto nos da una información super valiosa, y no solo del material, sino también de nuestro propio cuerpo.  

Cuando ya conozcan los materiales, hayan experimentados con ellos, podemos ir ofreciendo recipientes para que puedan jugar y empezar a hacer pequeños transvases. Al principio todo será con las manos y a medida que vayan adquiriendo destreza en su cuerpo y conquistando habilidades, podrán ir ampliando la riqueza de su juego. Botes, cubos, cucharas, palas… los elementos para ofrecerles son infinitos, igual que su juego. 

Jugar con agua es genial ya que nos ofrece multitud de posibilidades: arena y agua, agua y jabón, harina y agua, agua de colores… Incluso podemos jugar a experimentar con las temperaturas: agua templada y fría, hielo, nieve… Además el agua aporta varias funciones, conocer como son y se comportan los líquidos, poder hacer mezclas con ellos como barro o pasta y además hacer transvases más complejos.  Al final los mejores juguetes están al alcance de todos y no nos hacen falta ni mucho dinero ni mucho espacio..

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