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La importancia del juego

Muchas veces no le damos importancia o al menos no la que debería. Pero el juego en las primeras etapas es clave para conocer el mundo que nos rodea. Lo primero que descubren, y su primer «juguete», son sus manitas, a partir de ahí van adquiriendo la destreza necesaria para poder coger y manipular diferentes objetos. Primero, objetos con poco peso y blanditos que sean fáciles para manipular, un pañuelo o cualquier tipo de tela será suficiente. Y a medida que van perfeccionando su habilidad es muy interesante ofrecer diferentes tipos de materiales presentes en la naturaleza y en la vida.

 

» Jugar para un niño o una niña es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo . «

Francesco Tonucci

 

Presentarles un trocito del mundo para que lo puedan descubrir, manipular y experimentar es fascinante. Diferentes materiales con texturas, pesos y temperaturas diferentes como por ejemplo la madera, el metal o incluso el vidrio son ideales. Para ello, no hace falta comprar juguetes específicos, simplemente con ofrecerles  objetos de diferentes características que tengamos en casa, será suficiente.

Las tareas del día a día y la comida son también un excelente «juguete» donde perfeccionar su destreza y aprender todo lo que les rodea. Cuando involucramos a los más pequeños en las cosas simples del día a día y los hacemos partícipes es, en todos los sentidos, un gran regalo.

Más allá de estos objetos, que pueden ser de nuestro día a día, existe otro juguete, el juguete por excelencia del que todos disponemos, la naturaleza. Ponerles el mundo a su alcance, presentándoles elementos presentes en él es fascinante. La arena de la playa, hojas y palos de la montaña, el agua del río, jugar con piedras… es infinito y muy enriquecedor. Les estamos proporcionando un conocimiento acerca del mundo donde viven mientras, sin querer, aprenden nociones básicas de matemáticas, física, química…

El juego, además de ser un derecho universal para la infancia, es el medio por el cual lo aprenden todo. Mediante el juego se desarrollan las actividades motoras, a la vez que estimulan sus capacidades cognitivas, asimilando el mundo que les rodea. Jugando, potencian su autonomía y la comunicación,  aprenden a gestionar sus emociones y a crear su propia identidad.  

«Los niños y las niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan.»

Jean Piaget

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