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El juego desestructurado

El juego libre o desestructurado es ese juego sin reglas ni normas, con material inespecífico donde dejar volar la imaginación. Piezas sueltas que sin tener sentido, lo tienen todo. La riqueza de los materiales del juego desestructurado son infinitas, desde piezas naturales confeccionadas exclusivamente para su uso, hasta elementos que podamos encontrar en la naturaleza o por casa. 

Cuantas veces no hemos visto niñes más entusiasmados en la caja o el papel de envoltorio de un regalo, que en el regalo en si. Pues eso mismo es de lo que se trata, las posibilidades de juego que nos puede dar una simple caja o un simple envoltorio de papel pueden ser muchas más que el propio regalo. Y así con todo el material desestructurado. Al final el juego son elles, por lo tanto cualquier cosa puede serlo todo.

El juego pasa siempre por distintas etapas o fases, donde cada niñe lo desarrolla en uno u otro momento. Con el material desestructurado podemos abarcar todas esas fases del juego, respetando el proceso experimental de cada criatura. Si el material que le ofrecemos nos da todas las posibles formas de jugar: tiene luz o música, es un juguete dirigido o con unos mecanismos donde al accionarlos, el juguete ya lo hace todo. No hay sitio para la imaginación.

Si, por el contrario, lo que les proporcionamos es un material diverso, sin botones, con infinidad de opciones y usos, estaremos desarrollando todos sus sentidos, su imaginación y su capacidad de crear. 

Puede que al principio no sepan qué hacer, pero solo con el simple hecho de empezar a relacionarse con los diferentes elementos ya están, poco a poco, entrando en el juego. Primero lo observarán, lo toquetearán, puede que incluso lo tiren o lo prueben, y así empezarán a familiarizarse con el material mientras su cabeza ya está pensando en todas las posibilidades y usos. Puede que después empiecen a apilar o agrupar piezas, ya sea en vertical o en plano,  o clasificarlas según unas reglas que solo elles entienden. Y puede que cualquier cosa sea utilizada para su juego simbólico y de imitación, donde una piña puede ser una deliciosa comida, o un trozo de madera el volante de su nuevo coche. A partir de ahí, todo es posible. 

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